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jueves, 15 de abril de 2010

Marqués


No sé que hacía allí, pero ahí estaba él, tumbado en aquella fábrica, en pleno verano. Mi padre me había avisado de que se había encontrado a un perro abandonado en una fábrica y no dudé en ir a verlo. La fábrica era enorme y seguimos un rastro de latas tiradas, bolsas... hasta que llegamos a él. Me miró y empezó a mover el rabo. Intento levantarse pues estaba tan débil que le costó. Se acercó hacia mí y yo no dudé en acariciarle.

El dueño de la fábrica explico que lo iban a sacrificar la noche anterior,( porque ninguno se podía encargar de él) pero el perro corrió y al ser la fábrica tan grande y estar oscureciendo el hombre no pudo matarlo. Lo iban a sacrificar con una escopeta si nadie lo quería por lo que nos ofrecimos voluntarios para darle un hogar.

Mi perro.
Te quiero. Descansa en paz.

(2008-2016)