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miércoles, 18 de septiembre de 2013

El maullido del gato

Los gatos son capaces de utilizar una inmensa gamas de sonidos para comunicarse con los humanos. Todas las personas que convivimos con gatos sabemos hasta que punto utilizan son maullidos para "manipularnos". ¿Quién se puede resistir a un tierno maullido?


El gato salvaje antes de comenzar el proceso de domesticación no era capaz de maullar. Esta característica fue adquirida cuando empezaron a relacionarse con los humanos. Fueron capaces de diseñar una serie de sonidos para mejorar la comunicación y de esta forma aumentar la supervivencia. El humano, por su parte, seleccionó a los ejemplares que eran capaces de articular maullidos por lo que poco a poco se fue convirtiendo en una característica común. Incluso se llegó a desarrollar más en unas razas que en otras como en los Siameses. 

Los gatos nunca usan el maullido con sus congéneres, solo lo usan para comunicarse con los humanos. No todos los maullidos son iguales y debemos prestarles atención pues significan que nos quieren transmitir algo. Puede significar desde placer, si por ejemplo le estamos cepillando o acariciando, hasta dolor por alguna molestia física. 

Si nuestro gato maúlla excesivamente puede tratarse de alguna anomalía como sordera. También puede ser debido a que sufre estrés, hiperactividad o, como ya hemos mencionado, algún dolor físico. Si no encontramos la causa de los maullidos constantes debemos llevarle al veterinario para un diagnostico certero. 

Los gatos machos menores de un año suelen ser muy escandalosos debido a su exceso de actividad y su reclamación constante de juegos. Bastará con proporcionarle rascadores altos donde poder trepar, juguetes interactivos y dedicarle al menos una hora al día para que juegue con nosotros. 

Durante el celo las gatas suelen ser muy maulladoras, pudiendo incluso llegar a ser molesto para su compañero humano. La única solución para este problema es la esterilización. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Otra manera de ver al perro


El perro es un ser emocional, es decir, tiene emociones tales como el miedo o la alegría. Durante muchos años, esta conclusión básica que puede comprobar cualquiera que conviva con un perro, fue ignorada. Los métodos de adiestramiento empleados se basaban en la fuerza y la mecanización (estímulo-respuesta) sin tener en cuenta la parte cognitiva. 
Las investigaciones científicas sobre la neurología y la etología nos arrojan cada día más razones para rechazar estos sistemas que hasta finales del siglo pasado se seguían usando. 
No se necesita la fuerza para enseñar al perro. 

Nosotros no somos los propietarios de nuestro perro. Nosotros somos su compañero y por lo tanto creamos un equipo. Como en cualquier deporte de equipo, es necesaria la confianza y el respeto mutuo. Si somos capaces de cumplir estos principios estaremos creando vínculos, perros proactivos y en consecuencia mejores resultados sin necesidad de estrés, miedo...  

No hay fórmula mágica. Cada perro es un individuo único con una personalidad propia y por lo tanto debemos adaptar nuestra metodología al animal y no al contrario.