El gato salvaje antes de comenzar el proceso de domesticación no era capaz de maullar. Esta característica fue adquirida cuando empezaron a relacionarse con los humanos. Fueron capaces de diseñar una serie de sonidos para mejorar la comunicación y de esta forma aumentar la supervivencia. El humano, por su parte, seleccionó a los ejemplares que eran capaces de articular maullidos por lo que poco a poco se fue convirtiendo en una característica común. Incluso se llegó a desarrollar más en unas razas que en otras como en los Siameses.
Los gatos nunca usan el maullido con sus congéneres, solo lo usan para comunicarse con los humanos. No todos los maullidos son iguales y debemos prestarles atención pues significan que nos quieren transmitir algo. Puede significar desde placer, si por ejemplo le estamos cepillando o acariciando, hasta dolor por alguna molestia física.
Si nuestro gato maúlla excesivamente puede tratarse de alguna anomalía como sordera. También puede ser debido a que sufre estrés, hiperactividad o, como ya hemos mencionado, algún dolor físico. Si no encontramos la causa de los maullidos constantes debemos llevarle al veterinario para un diagnostico certero.
Los gatos machos menores de un año suelen ser muy escandalosos debido a su exceso de actividad y su reclamación constante de juegos. Bastará con proporcionarle rascadores altos donde poder trepar, juguetes interactivos y dedicarle al menos una hora al día para que juegue con nosotros.
Durante el celo las gatas suelen ser muy maulladoras, pudiendo incluso llegar a ser molesto para su compañero humano. La única solución para este problema es la esterilización.