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viernes, 20 de marzo de 2015

Estrés y gatos

Uno de los factores determinantes para mejorar la calidad de vida de nuestros felinos y, por consiguiente, su bienestar es detectar y prever el estrés. En el caso contrario nos encontraremos con gatos infelices con comportamientos indeseados.

Para empezar debemos saber si mi gato realmente está estresado. Cada gato es un mundo y nunca podemos generalizar pero principalmente los primeros síntomas son: 

- Maullido excesivo. Hay que tener en cuenta que algunas razas como los siameses tienen una tendencia especial al maullido. Los gatos sordos también son muy propensos a este comportamiento. 
- Falta de higiene. Los felinos pasan horas acicalándose para mantenerse lo más limpios posible por lo que si vemos que no se lava significa que algo va mal. 
- Automutilación. Si vemos que el animal se muerde a sí mismo (en ocasiones hasta causarse heridas). 
-Estereotipas, es decir, comportamientos repetitivos como dar vuelta sobre sí mismo. 
-Ingesta de objetos. Esta enfermedad es conocida con el nombre de "Pica" y consiste en comer todo tipo de objetos. 
-Excrementos fuera de la bandeja de arena. 
-Actividad excesiva. No mantiene su tiempo de sueño-vigilia.En contraposición,  debemos recordar que la falta de actividad por parte del gato no siempre es un síntoma de que todo esté bien. 


Si nuestro compañero de cuatro patas presenta algunos de estos síntomas o tenemos la sospecha de que puede estar estrasado o simplemente queremos prevenir debemos procurar observar al animal y hacer un análisis sobre si estamos cubriendo sus necesidades etológicas básicas.

Generalmente el problema radica en una falta de enriquecimiento ambiental. La casa debe estar dividida en tres zonas básicas separadas entre sí: la de descanso/alimentación ,  la de juego (situada en la parte de la casa con más actividad y deberá tener rascadores y jueguetes) y la de higiene (su bandeja de arena. Debe estar situada en una zona tranquila y lo más alejada del resto de las zonas). 

Otro causa puede ser la escasez de estimulación mental. Cualquier gato, independientemente de su edad, necesita jugar. Hay muchos juguetes en el marcado (también podemos fabricarlos nosotros mismos) para toda clase de gatos. Si en estas sesiones de juego (las cantidad dependerá de la energía y carácter del animal) introducimos algún ejercicio mental se verá mucho más estimulado; por ejemplo, podemos hacer que saque comida de una caja o enseñarle algún truco (siempre en positivo). 

Por último, cabe resaltar que el detonante puede ser una falta de comunicación persona-gato.  Recordemos que cada comportamiento indeseado de nuestro gato es un reflejo de algo que debemos cambiar ya sea a un nivel etológico (no entender su lenguaje corporal, por ejemplo) o personal. A fin de cuentas son nuestros espejos y no debemos menospreciarles. 

En cualquier caso, la ayuda de un profesional que nos asesore se convierte en la mejor elección.