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miércoles, 12 de agosto de 2015

Parques caninos

Tanto si tienes la gran suerte de vivir en una ciudad con zonas preparadas para soltar a tu perro o simplemente sueles salir a pasear con otros perros (llamadas coloquialmente “perripandis”)  debemos tomar conciencia sobre su uso adecuado con el fin de evitar conflictos y proporcionar entretenimiento de calidad a nuestros compañeros peludos.


En primer lugar hay que considerar el sitio donde vamos a soltarle para que se divierta con otros perros. Cada vez son más las poblaciones que cuentan con un pequeño espacio vallado, generalmente de arena, habilitado para que los perros puedan hacer sus necesidades denominado pipican. Estos lugares –tan estupendos y prácticos tanto para los que conviven con animales como los que no- pasan de ser espacios tranquilos donde nuestros perros pueden “descargar” a auténticos parques donde los perros van a relacionarse y a jugar llegando a difuminar su función principal.
También cabe destacar que a la hora de elegir espacios públicos como parques o jardines debemos respetar y no molestar a aquellas personas que por cualquier motivo no aceptan la presencia de nuestros animales.
Ejemplo de un "pipican"
Los paseos nunca podrán sustituirse por nada, aunque los soltemos en el parque todo el día siempre debemos proporcionarles paseos diarios donde pueda estimularse, desconectar, relajarse y crear vínculo con su guía. Siempre deben ser un complemento y nunca un sustituto. Muchas personas argumentan este punto diciendo que su perro disfruta mucho más con otros miembros de su especie pero, a pesar de que un perro sano necesita contacto social, también necesita otras formas de estimulación y relación con su persona que solo el paseo le puede proporcionar.

El tiempo y la frecuencia dependerán completamente de cada individuo pues hasta hoy no hay –o no tengo la constancia- de pautas de aplicación a nivel general. Hay perros que enseguida se cansan mientras que otros podrían estar horas y horas con otros perros sin mostrar signos de estrés. En este caso influye la sociabilización y toda aquellas experiencias que cada animal haya vivido de manera que es importa observar a nuestro compañero y aprender a reconocer las principales señales de estrés para poder evitar conflictos.

Una escena habitual en los parques para perros con una nota de humor.

Como guías o personas encargadas del bienestar de nuestros perros tenemos la responsabilidad de vigilarles y controlarles con el fin de no entrar en conflicto con otros animales –grupo en el cual incluyo a los seres humanos-. En los parques no todo vale. Soltar a nuestro perro para que juegue puede ser una buena idea pero en ningún caso debemos ser indiferentes o bajar la guardia. Puede parecer una sugerencia obvia pero es frecuente ver a personas que se sientan en un banco o se ponen los auriculares sin supervisar el comportamiento de sus perros. Si queremos crear un clima de calma y evitar las peleas o tensiones debemos vigilar en todo momento con que perros se relacionan, incluso elegir el mejor grupo de perros equilibrados. Puede ser que nuestro perro reaccioné mal ante el macho con tendencia dominante, que quiera agredir al perro inseguro de la esquina o incluso que su comportamiento cambie por completo al sentirse estresado: se puede llegar a generar grandes niveles de estrés entre perros que no se conocen, que están en un ambiente lleno de todo tipo de olores donde no hay establecida una reglas jerárquicas ni límites. Tener muy claro el lenguaje corporal de los perros en general y de nuestro compañero de cuatro patas en particular puede jugar un papel fundamental a la hora de relacionarnos con otros perros de manera sana.