Tanto si tienes la gran suerte de
vivir en una ciudad con zonas preparadas para soltar a tu perro o simplemente
sueles salir a pasear con otros perros (llamadas coloquialmente “perripandis”) debemos tomar conciencia sobre su uso adecuado
con el fin de evitar conflictos y proporcionar entretenimiento de calidad a
nuestros compañeros peludos.
En primer lugar hay que
considerar el sitio donde vamos a soltarle para que se divierta con otros perros.
Cada vez son más las poblaciones que cuentan con un pequeño espacio vallado,
generalmente de arena, habilitado para que los perros puedan hacer sus
necesidades denominado pipican. Estos
lugares –tan estupendos y prácticos tanto para los que conviven con animales
como los que no- pasan de ser espacios tranquilos donde nuestros perros pueden
“descargar” a auténticos parques donde los perros van a relacionarse y a jugar
llegando a difuminar su función principal.
También cabe destacar que a la
hora de elegir espacios públicos como parques o jardines debemos respetar y no
molestar a aquellas personas que por cualquier motivo no aceptan la presencia
de nuestros animales.
Ejemplo de un "pipican" |
Los paseos nunca podrán sustituirse por nada, aunque
los soltemos en el parque todo el día siempre debemos proporcionarles paseos
diarios donde pueda estimularse, desconectar, relajarse y crear vínculo con su
guía. Siempre deben ser un complemento y nunca un sustituto. Muchas personas argumentan
este punto diciendo que su perro disfruta mucho más con otros miembros de su
especie pero, a pesar de que un perro sano necesita contacto social, también
necesita otras formas de estimulación y relación con su persona que solo el
paseo le puede proporcionar.
El tiempo y la frecuencia
dependerán completamente de cada individuo pues hasta hoy no hay –o no tengo la
constancia- de pautas de aplicación a nivel general. Hay perros que enseguida
se cansan mientras que otros podrían estar horas y horas con otros perros sin
mostrar signos de estrés. En este caso influye la sociabilización y toda
aquellas experiencias que cada animal haya vivido de manera que es importa
observar a nuestro compañero y aprender a reconocer las principales señales de
estrés para poder evitar conflictos.
Una escena habitual en los parques para perros con una nota de humor. |
Como guías o personas encargadas
del bienestar de nuestros perros tenemos la responsabilidad de vigilarles y
controlarles con el fin de no entrar en conflicto con otros animales –grupo en
el cual incluyo a los seres humanos-. En los parques no todo vale. Soltar a
nuestro perro para que juegue puede ser una buena idea pero en ningún caso
debemos ser indiferentes o bajar la guardia. Puede parecer una sugerencia obvia
pero es frecuente ver a personas que se sientan en un banco o se ponen los
auriculares sin supervisar el comportamiento de sus perros. Si queremos crear
un clima de calma y evitar las peleas o tensiones debemos vigilar en todo
momento con que perros se relacionan, incluso elegir el mejor grupo de perros equilibrados. Puede ser que nuestro perro reaccioné mal
ante el macho con tendencia dominante, que quiera agredir al perro inseguro de
la esquina o incluso que su comportamiento cambie por completo al sentirse
estresado: se puede llegar a generar grandes niveles de estrés entre perros que
no se conocen, que están en un ambiente lleno de todo tipo de olores donde no hay
establecida una reglas jerárquicas ni límites. Tener muy claro el lenguaje
corporal de los perros en general y de nuestro compañero de cuatro patas en
particular puede jugar un papel fundamental a la hora de relacionarnos con
otros perros de manera sana.