Los ojos enigmáticos de los gatos han sido objeto de múltiples leyendas |
Los gatos tienen un sistema de
visión dicromático esto significa que no son capaces de distinguir el color rojo y confunden el
rojo, el verde y el amarillo.
Su agudeza visual es de 5 a 10
veces menor que la nuestra. Se podría decir que su visión es parecida, en este
aspecto, a las personas miopes debido a que de lejos tiene una visión borrosa y
ve con mayor precisión a una distancia que oscila entre 10 y 75 cm.
Mientras que el campo visual el del ser humano está entre 60 y 100 grados, el de los gatos se encuentra entre 155 y
287 grados . Varía con la forma del cráneo, según la raza de la que se trate: los gatos de hocico corto (persas, bombay...) tienen un campo visual más restringido que
los de hocico largo.
El campo visual común de los dos
ojos se sitúa entre 90 y 130 grados lo que le permite tener un alto grado de
visión binocular y por tanto visión en profundidad, tridimensional. El gato ve
en relieve (aunque borroso) hasta una distancia de 20 m.
Al ser cazadores nocturnos su
sistema visual está preparado para condiciones de baja luminosidad. Un reflejo
de ello sería los ojos “rasgados”, es decir, la pupila vertical que le permite
filtrar la más mínima luz del entorno. En condiciones de baja luminosidad la
pupila es capaz de ensancharse muchísimo más que la de los seres humanos. La
retina está recubierta de una capa fosforescente denominada tapetum lucidum que, como si se tratara
de un espejo, reenvía los rayos luminosos a los receptores de luz de la retina.
Un gato en la penumbra ve seis veces mejor que nosotros. Su fóvea está
constituida por conos y bastones mientras que en nuestro caso solo está formado
por conos sensibles al color, los cuales son inefectivos durante la noche.
En este punto existe una
tendencia a pensar que son capaces de ver en absoluta oscuridad, no obstante no
es del todo cierto ya que necesitan un mínimo luminosidad (como puede ser la
luz de la luna): si encerramos a un gato en una habitación completamente
aislada de toda luz el animal no podrá ver y se valdrá de otros de sus sentidos
mucho más desarrollados (de ahí que muchos propietarios tengan la sensación que
sus gatos ven la más absoluta oscuridad).
3.
Si resulta complicado estudiar
los trastornos de la percepción en seres humanos por su alta subjetividad
cuando trabajamos con gatos se nos complica todavía más. La experiencia de
muchos profesionales del campo de la etología así como veterinarios y biólogos
nos acercan un poco más a comprender que existen trastorno de la conducta
relacionados con la percepción de los gatos. Cuando no satisfacemos las
necesidades biológicas de los gatos como subirse a sitios altos o afilarse las uñas
es cuando se producen la gran mayoría de problemas de comportamiento.
Los gatos sordos pueden tener una
vida completamente normal aunque tienden a vocalizar excesivamente y muy alto.
Los gatos ciegos son los que, por
lo general, tienen más facilidad para adaptarse que los sordos gracias a su excelente
oído y su sentido de la percepción de los objetos a través de su cola y belfos.
Cuando un gato está cazando todos sus sentidos están enfocados hacia su presa.
Esta es la razón por la que deben protegerse de otros depredadores y para ello
emplean su cola. Al moverla de un lado a otro son capaces de detectar el
movimiento de cualquier animal que se acerque. Tienen una sensibilidad al
movimiento de 0,4 cm/s (14,4 m/h): ven moverse lo que a nosotros nos parece
aparentemente inmóvil.
Las leyendas de los gatos
relacionadas con el mundo oscuro o fantástico han dejado una fuerte huella en
nuestra idea acerca de los gatos. Muchas personas siguen viendo a este animal
como misterioso, oscuro y relacionado con fuerzas sobrenaturales. Las historias
o anécdotas de gatos que ven espíritus no son más que un buen ejemplo de
conflicto entre nuestra percepción y la suya.
4.